Cuando el esfuerzo de un deportista profesional se desvanece en un segundo. “En un gesto noto un calambrazo más fuertey me empieza a doler la pierna desde la zona del glúteo hasta el pie”. Adrián Laso (31 años) es un exjugador de baloncesto que tuvo que abandonar las canchas antes de tiempo en 2016 por una hernia en la espalda. “Cuando me vio el cirujano me dijo directamente que me olvidase de volver a jugar”. Así es la frágil vida de un pívot.
La dedicación de Adrián le llevó a fichar por el Fuenlabrada en 2008. “Estuve casi un curso levantándome a las 7:00 y llegando a las 24:00 a casa todos los días”. Su constancia le sirvió para jugar el europeo sub-18 en Grecia en 2009 y para debutar en 2010 en ACB contra el Real Madrid.
Dos lesiones en ambos ligamentos cruzados le intentaron tumbar en un primer momento en 2009 y, posteriormente, en 2015. “Vas cumpliendo años y ves como la meta de la ACB se diluye”. Pero se levantó. Bloqueo y continuación. Sin embargo, el destino fue caprichoso y al año siguiente de recuperarse de su segunda lesión de rodilla, tuvo que decir adiós al deporte al que llevaba jugando desde los cinco años. Ahora, Adrián está estudiando un máster, vive con su novia en Toledo y aunque sigue soñando con volver a disputar un partido lo tiene claro, “hay mucho más después del deporte”.
P- Hola Adrián, ¿qué se requiere para cumplir un sueño?
R- Hola. Lo primero es tener suerte y luego, cuando estás cerca y encauzado, trabajar mucho para conseguirlo. En mi caso, mi sueño no era jugar en la ACB cuando tenía 5 años, mi inicio fue más por disfrutar jugando al baloncesto, pero al final cuando tenía 16 años y tuve la posibilidad de ir a Fuenlabrada ese disfrute se convirtió en trabajo.
P- ¿En qué momento te diste cuenta de que podías dedicarte profesionalmente al baloncesto?
R- Cuando llegué al Fuenlabrada. Lo que recuerdo de la época de Palencia es que la selección de Castilla y León y jugar en el Valladolid o en León era el tope, pero luego sales de esa burbuja y hay otro mundo completamente diferente que está por encima. Vi ese mundo del primer equipo de jugadores profesionales, de todo lo que se mueve… al final relativizas y te das cuenta de que hay algo por encima, el mundo profesional.
P- ¿Cuántas horas entrenabas en aquella época?
R- Yo vivía con mi tía en Madrid, tenía el instituto en Leganés y entrenaba en Fuenlabrada. No llegó a un año, pero me levantaba a las 6:30 de la mañana, a las 7:00 salía de casa para ir al colegio y luego a entrenar. Como éramos el equipo junior, entrenábamos técnica individual a primera hora de la tarde de 17:00 a 19:00 y, posteriormente, con el equipo de 20:00 a 22:00. Estuve casi un curso levantándome a las 7:00 y llegando a casa a las 24:00 todos los días.
P- Y llegamos a 2009. Por aquel entonces ya habías jugado un europeo sub-18 en Grecia, competías con el equipo sub-20 del Fuenlabrada y de repente, en abril, en un partido de temporada regular te rompes el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. ¿Cómo vive un joven de 18 años una lesión así?
R- Ahí era muy joven, tampoco había empezado una carrera profesional como tal, ni mi vida económica dependía de ello. En ese momento era más la lesión en sí, no pensaba que fuese el final.
Con el Fuenlabrada nos habíamos clasificado para la fase final por lo que me perdía el viaje a las Baleares, la selección sub-20, al año siguiente iba a hacer la pretemporada con el primer equipo… Era más perderse esas experiencias y esos campeonatos que se iban a jugar en los meses siguientes, pero sabía que me iba a recuperar y que iba a seguir en Fuenlabrada.
P- Saliste adelante tras 8 meses de recuperación y en 2010 debutas por primera vez en la ACB con el Fuenlabrada en un partido en el que vencisteis al Real Madrid. ¿Cómo fue ese momento?
R- El entrenador que teníamos ese año era Salva Maldonado, uno de los mejores entrenadores que he tenido a nivel de baloncesto y personalmente, en el trato, el mejor. Con él apenas jugaba, pero sabía para lo que trabajaba y lo que tenía él en la cabeza. No te ilusionaba con algo que no iba a pasar. En ese partido durante el calentamiento me dice: “hoy estate preparado por si acaso”. Con Salva sabías que si te decía eso, era por algo.
Lo primero que piensas jugando en Fuenlabrada contra el Madrid es que una posibilidad es perder de 20 puntos faltando tres minutos del último cuarto y que te sacan para debutar. Hubiera estado encantado, pero no se dio esa situación. Íbamos empatados durante todo el encuentro y al final del segundo cuarto Gustavo Ayón hace una segunda falta cuando ganábamos de dos puntos. Salva miró al banquillo para hacer el cambio y me sacó para jugar contra el Madrid, contra Ante Tomić… De alguna manera se la “jugó”, aunque le salió bien. Creo que entré ganando de dos y salí venciendo de cinco puntos. Además, coincidió que mis padres vinieron a verlo, mi primera canasta fue un mate en el Fernando Martín con la afición… la verdad es que fue un día redondo.
P- Y nos vamos a 2015, estás compitiendo en LEB Oro con el C.B. Clavijo y gracias a tus actuaciones vas apareciendo en el radar de varios equipos de la ACB. Sin embargo, una rotura en el tendón cruzado, esta vez de la pierna derecha, te vuelve a alejar de las canchas
R- Esa lesión de rodilla supuso un golpe más duro a nivel mental en cuanto a futuro. Cuando jugaba en ACB los números si cuadraban económicamente, pero cuando bajo a LEB el salario medio te da para vivir, pero no para ahorrar.
En LEB te dan una casa pagada y 700, 800 o 1500 euros, pero lo ganas solo en temporada, durante 8 meses. Y luego al año siguiente o tienes contrato de varios años o tienes que buscarte las castañuelas, cambiar de ciudad…
Entonces ese año, cuando la inercia era de volver otra vez para arriba, es cuando me rompo el cruzado… Te planteas que igual te toca parar, matricularte otra vez en la carrera y terminar los estudios. Vas cumpliendo años y ves como la meta de la ACB se diluye.
P- Aun así, sales adelante y vuelves a la rutina del equipo, pero un año después llega la peor noticia, debes dejar de jugar por una lesión en la espalda. ¿Cómo encajas esa realidad?
R- Yo me recupero de la rodilla, pero me cuesta coger el ritmo… y empiezo con dolores de espalda que, al ser de una hernia, me irradiaban mucho por la pierna. Estoy un par de meses que me duele hasta que llega un partido en Mallorca y en un gesto noto un calambrazo más fuerte y me empieza a doler la pierna desde la zona del glúteo hasta el pie.
Al volver me hicieron más pruebas y vieron que tenía una hernia en la espalda. Cuando me vio el cirujano me dijo directamente que me olvidase de volver a jugar… El golpe duro fue cuando me lesiono la rodilla, aunque no fue la lesión definitiva ahí es cuando te das cuenta de que igual te toca parar. Pero cuando te dicen definitivamente que aunque tú quieras, no vas a poder seguir, eso que parecía que tenías asumido en la cabeza te viene y es un golpe de realidad. No te voy a decir que estuve llorando una semana, pero aunque no lo notara luego te percatas de que no te apetece hacer algo, de que estás más cabreado…
P- ¿Qué le diríais a un jugador que se encuentre en esa situación si le tuvieses delante?
R- Le diría que no se preocupe si no puede volver a jugar al baloncesto. Recuerda todo lo que has podido disfrutar. Que haga todo el esfuerzo para recuperarse, pero que hay mucha vida después del deporte profesional, mucho mejor en algunos aspectos: el tiempo para ti, el tener una rutina establecida… Hay muchas cosas que no se pueden disfrutar cuando compites.
Tienes que cambiar el chip y ese duelo debes pasarlo porque es una noticia dura. Hay muchas cosas que solo te lo puede dar la competición como el ir a jugar a un pabellón lleno de gente, el salir y que te piten o te aplaudan… Eso es muy difícil vivirlo si no es en un deporte de competición, pero hay otra vida igual de bonita después del deporte.
P- ¿Qué ayudas recibe un jugador a ese nivel al tener que retirarse antes de tiempo por una lesión?
R- Ninguna. A no ser, como en mi caso, que sea una lesión limitante en cuanto a mi trabajo, ser deportista. Como físicamente no puedes realizarlo, tienes una incapacidad para tu trabajo habitual, como cualquier persona que tiene un accidente laboral. Pero fuera de esa posibilidad, no existe ninguna ayuda. Recibes el contrato que tengas firmado y el paro como cualquier otro trabajador.
O tienes unos ahorros o te encuentras en un momento en el que tienes una mano delante y otra detrás… no tienes ningún apoyo extra que no te busques tú.
P- Ahora vives con tu novia en Toledo, el año pasado acabaste la carrera de ingeniería electrónica, este año has comenzado un máster. Cuando se cierra una puerta se abre una ventana ¿no?
R- Al final es otra etapa y la disfruto mucho. A veces sueño que estoy en el vestuario de un equipo que me ha fichado, tengo interiorizada mi lesión, que no puedo volver a jugar y que llevo cinco años sin competir, pero debo salir a disputar un partido. Sin embargo, no es algo en lo que esté constantemente pensando, si se cierra esa puerta hay que buscar otra puerta, una ventana o lo que sea. Hay mucho más después del deporte.
P- Adrián muchas gracias por la entrevista y mucha suerte
R- Muchas gracias, un placer.